11 de febrero de 2009

Nilda Haydeé Villarruel de Baraldo

Nilda fué una persona que conocí y quise mucho. Era vecina de mi mismo edificio, de Villa Celina.
Fué muy humilde y conoció lo que es "necesitar" de verdad. Se casó. Tuvo 5 hijos con los que nos une la misma alegría de haber compartido nuestra infancia. Nunca supe que escribía, ni tan bonito.
Por eso quiero homenajearla con dos escritos que plasmó en el año 1988. Esos escritos los dedicó a las dos fuentes de su inspiración... Evita y Argentina.  Aunque a decir verdad, ¡Evita y Argentina son lo mismo!
Espero lo disfruten tanto como yo lo hice.


A EVITA 

Era una mujer, la mujer, esa mujer, aquella y ésta.

Porque ella representaba a todas en cualquier tiempo o condición.

La más sabia o la ignorante, la más humilde o la más rica.

Era la niña, la hermana, la amiga, la madre.

Es cierto, ¡yo la conocí!

Mis manos fueron apretadas por las suyas en un gesto de amor incomparable.

Era una reina acariciando a su súbdita ¡con amor!.

Con la entrega total del pensamiento y del alma,

adivinando lo que la mía sentía.

Yo, apenas una chica del pueblo, con mis 10 años. Nada más.

Me miró a los ojos y le bastó. Tomó mis manos y me llenó de protección.

De esa que jamás se olvida ni se va, porque queda metida en las venas inflamadas de agradecimiento.

Para los empresarios fue la “Señora” entre comillas,

para su pueblo fue Evita, la eterna, la única.

Jamás en la historia argentina nadie logrará manchar o

empañar su memoria, porque su aureola la protegerá siempre.

¡Tan grande era!

Con ella Dios pasó por esta Tierra iluminando a los que

ya habían perdido la senda de la luz, de la esperanza.

Para ver esa luz, ella abrió la puerta de la solidaridad

y la compresión.

Fue una mujer, que pudiendo disfrutar los placeres mas deseados

prefirió entregar su vida en holocausto total.

Sí, la vida le negó lo más hermoso como es la maternidad.

En cambio Dios puso a su lado los hijos pobres de esta tierra amada

para que ella los cobijara y amparara.

 

“EVITA”, si en estos párrafos puede quedar sentada mi gratitud,

no lo dudes ni un instante que así es.

Mientras viva no dejaré de pensar que fuiste tú, la “UNICA”

que ayudó a enjugar las lágrimas de mi madre,

cuando en la oscuridad de sus pesares recurrió a ti para salvarse.

Salvarse de mendigar, de desesperar, de maldecir, de rodar.

De todo lo que puede sentir un ser humano cuando se da cuenta

que su voz no es escuchada.

¡Que más puedo decir, para honrarte, si todo está dicho y hay mucho más!                                          

                          Nilda Haydeé Villarruel de Baraldo


LUCES Y ESPERANZA PARA MI PAIS ¡ARGENTINA!

 

Argentina ¡Levántate! Resurge de tus pesares, despierta,

                mira las estrellas que son inalcanzables pero que

                siempre están allí alumbrándote el camino a seguir,

                aún en la noche mas oscura.

Argentina ¡País! Despliégate como un abanico que se

                abre a la paz, para mostrar al mundo

                su buena voluntad y generosidad.

Argentina ¡Regocíjate! Sembremos nuestros campos,

               abriendo surcos siempre, esperando los

               frutos que tu tierra bendita, como madre viviente,

               nos regala cada día.

Argentina ¡Recupérate! En la riqueza que te ha dado Dios

                gritemos al viento, que cambien los aires,

                que lleguen mas puros, que refresquen las mentes,

                que renueve ilusiones, las ideas y los actos de los hombres.

Argentina ¡Multiplícate! Que todas las mujeres que

               pueblan tus barrios alzen sus voces al cielo

               gritando que sienten… ¡las ansias de ser libres!

               Que toda esclavitud se borre. Que tiendan sus mesas,

               siempre cantando alegremente y que

               sus hijos las escuchen trasmitir el amor

               que solo da la paz.

Argentina ¡Glorifícate! Que el hombre de esta tierra

               se sienta dignificado, ya sea sobre el surco

               si es un potentado, para el oficinista

               o para el obrero… todos.

               Que con su trabajo se estén ganando

               el cielo, que con sus manos limpias

               acaricien sus hijos y alivien sus angustias

               con la serenidad que da el ser honrado.

Argentina ¡Amándote! Soy capaz de ser mucho mejor,

                de dar la mano a mi enemigo,

                de plantar árboles por los caminos,

                de ofrecer rosas a la Virgen Milagrosa,

                de levantar mi casa en la montaña,

                una escuela en el valle o simplemente

                AMAR. Amar a  mi hombre, a mis hijos, a

                mis hermanos, mis amigos y por ellos amar y

                Luchar! Ganar!  Verte en la cima de la

                grandeza y rezando a Dios, cantar por tí.

                ¡Argentina, Argentina, 

               ORGULLOSAMENTE LATINOAMERICANA!

                                                      

                              Nilda Haydeé Villarruel de Baraldo